- ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN EN 02 MAYO 2014
- ESCRITO POR: MARTÍN PASTURINO*
Uruguay ha experimentado cambios profundos en los últimos diez años: crecimiento económico, reducción de la pobreza, formalización y expansión del mercado de trabajo. La acción conjunta de la reforma tributaria y las políticas sociales permitió el crecimiento económico con distribución del ingreso. No obstante, por el estancamiento del sistema educativo, este nuevo modelo de desarrollo comienza a tener dificultades, tanto para el crecimiento económico como para la redistribución del ingreso. No
obstante, por el estancamiento del sistema educativo, este nuevo modelo de
desarrollo comienza a tener dificultades, tanto para el crecimiento económico
como para la redistribución del ingreso. Esto señala que la piedra angular para
continuar con este modelo de desarrollo incluyente es la mejora de la
educación. El problema principal se encuentra en la educación media. No es
posible continuar avanzando con un estancamiento –de más de veinte años- del
egreso de la educación media, donde sólo 4 de cada 10 jóvenes culmina el
ciclo.
Uno de los temas claves para el próximo decenio es la transformación
del modelo de servicio y de gestión de la educación, especialmente de la
educación media. Dentro de estos
problemas endémicos nos encontramos con las enormes dificultades de transformar
los centros educativos en organizaciones estables, que conozcan profundamente
los problemas de los jóvenes, que cuenten con la información y los recursos locales
necesarios, que elaboren un proyecto pedagógico con metas claras y que estén en
condiciones de rendir cuentas de los resultados de sus propios proyectos. Para
ello, es necesario que el centro educativo sea el locus principal de las
acciones educativas, esto identifica la descentralización y empoderamiento de
los centros educativos como una de las políticas principales. No se trata
solamente de descentralizar competencias hacia los consejos desconcentrados, ni
hacia regiones, sino hacia la unidad de acción principal del hecho educativo:
el liceo, la escuela o la escuela técnica.
El principal escollo para la
estabilidad de los centros educativos es el modelo de asignación de docentes a
los distintos centros, conocido como “elección de horas”. Aquí está la piedra
angular para resolver el problema de conformar centros educativos como
organizaciones estables que permitan lograr el reconocido “efecto
establecimiento”, es decir, mejora de los resultados por el compromiso
colectivo de una comunidad educativa.
El problema de la elección anual
de horas se encuentra presente en la educación media (UTU y Secundaria) y en
formación de docente, no obstante, por su dimensión resulta clave este fenómeno
en los liceos. Aunque parezca increíble desde el año 1986 se adoptó un régimen
de elección anual de horas que supone la inestabilidad laboral más grande de la
administración pública uruguaya. En efecto, más de 17.000 docentes de
secundaria año a año no saben dónde trabajarán ni cuántas horas de trabajo
tendrán.
Pero el problema que genera la
elección anual de horas se observa también en la inestabilidad de los equipos
docentes de los liceos, donde –según un estudio para la elección de horas del
año 2013- sólo el 67,1% de los profesores permanece en el liceo donde se
desempeñó el año anterior y no –necesariamente- con la misma caga horaria. Pero
el problema es que todos los docentes –potencialmente- pueden cambiar de liceo
y en consecuencia se hace difícil que se sientan parte de una comunidad
educativa. Esto hace difícil conformar comunidades educativas estables y
procurar el necesario “efecto establecimiento”.
No obstate, el problema de la rotación de docentes es mayor en los
liceos de la periferia de Montevideo y zona metropolitana, que son los liceos
donde acuden jóvenes de contexto socioeconómico más vulnerables. Aun con estas
reglas, existen liceos -como sucede en el Departamento de Colonia- con
comunidades educativas estables, baja rotación de docentes y buenos resultados.
Por otra parte, la lógica de
elección hace que los docentes más experimentados elijan sus horas en los
liceos que presentan menos problemas, los de bachillerato y los que se
encuentran en zonas de mejor contexto socioeconómico. A esto se suma que las
reglas de elección de horas permite elegir liceos, pero también permite elegir
menos horas que la unidad docente (20 horas más 4 de coordinación), esto hace
que –por preferencias individuales, porque no alcanzan las horas en su
asignatura o por tener otro trabajo- más de 10.000 docentes (de 18.000 docentes/asignatura)
elige menos que 20 horas. Esto significa que el 56% de los docentes asume
solamente un 26,6% de las horas, en otras palabras, más de la mitad de los
docentes tienen otra actividad (privada o pública, sea docente o no docente) y
su actividad principal no es la docencia en Secundaria. El efecto de la
elección de horas anual genera centros educativos inestables y con muchos
docentes con poco tiempo en los liceos.
En las últimos treinta años las
iniciativas y los esfuerzos por cambiar este modelo de asignación de docentes a
los liceos han sido muchos, no obstante, el problema es más complejo de lo que
se cree. De hecho, al final de período de gobierno de Tabaré Vázquez, el
Consejo de Educación Secundaria, llegó a un acuerdo con la Federación de
Profesores de Educación Secundaria (FENAPES) de culminar con la elecciones
anuales de horas, en el marco negociaciones en el MTSS. Este acuerdo, por
razones que desconozco no se aplicó para la elección 2011. En esta oportunidad
se advirtieron los inhibidores de un cambio. En primer término, es necesario un
mínimo de estabilidad en el número grupos y de liceos por Departamento, esto se
hace difícil en una política de expansión de planta física como la de los
últimos años. En segundo término, generan inestabilidad los docentes que –habiendo
tomado horas en Secundaria- eligen horas en formación docente, esto hace que
docentes formados y experimentados renuncien a las horas en los liceos
(generalmente horas muy requeridas en bachillerato) y que provocan vacantes por
más de un 10% de las horas al inicio del año lectivo. Tercero, la creación de
cargos de docencia indirecta (adscriptos, preparadores, etc.) y la rotación de
cargos de dirección provocan renuncias al comienzo de los cursos. Cuarto, la
política de concursos docentes, es necesario primero hacer concursos para
lograr la efectividad de los docentes, en un contexto donde 8.000 de los 17.000
docentes de Secundaria son interinos. Y, finalmente, los cambios en los planes,
que modifican el número y la distribución de horas.
El mecanismo de elección anual de
horas es posible y necesario. Es posible generar acuerdos con los docentes y el
sindicato, debe ser parte de un proceso de estabilización general del sistema y
debe dar el espacio y la oportunidad para efectuar los cambios estructurales
imprescindibles para este período. Si se
adopta una resolución administrativa, apresurada, no negociada y que no tenga
en cuenta que debe estar en marcada en un cambio estructural del modelo
educativo, sólo servirá para retardar los cambios de fondo.
Los cambios profundos
–curriculares y estructurales- que pueden revertir esa situación de
insatisfacción generalizada con la educación media deben estar en el marco de
una reforma integral de la educación. Solo así se podrá salir del estancamiento
educativo de más de treinta años y será posible continuar avanzando con el
desarrollo económico y con la distribución del ingreso.
Martín Pasturino
Egresado del IPA, ex secretario
docente del CODICEN, ex consejero de Educación Secundaria, actual Coordinador
de la Unidad de Asesoramiento Estratégico del INEFOP y coordinador del grupo de
educación de Propuesta Uruguay 2030.
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