22 de noviembre de 2013

Semanario BRECHA Educación Secundaria "La transformación postergada"



La transformación postergada

Los resultados educativos del ciclo básico y los de los bachilleratos que se hicieron públicos en los últimos días, a instancias de una decisión judicial, no son nuevos ni desconocidos por los principales actores académicos y políticos. La única novedad fue que se dieran los datos de repetición por liceos. La grave situación de la enseñanza ya se intuía desde el fin de la dictadura, cuando la inexistencia de diagnósticos llevó al entonces presidente del Codicen –el profesor Pivel Devoto– a solicitar a la Cepal-Montevideo un informe sobre el estado de la educación al final de su mandato, en 1989.
Los estudios de la Cepal de los noventa, liderados por Germán Rama, alertaban sobre las altas tasas de deserción, la ausencia de cultura organizacional y la desprofesionalización docente en el ciclo básico. 
Los resultados por liceo –y por alumno– se encuentran en las bases de datos del Consejo de Educación Secundaria desde 1996. Es decir, fueron conocidos por las autoridades pero no salieron a luz –ni siquiera de forma agregada–, y seguramente no todos accedían a ellos. En 2008 se utilizaron las bases del sistema de bedelía de Secundaria (Secli) para desarrollar un Monitor de Liceos similar al de la educación primaria. Se pretendía contar con información por liceo con indicadores sobre los alumnos, docentes y financieras, pero finalmente, por dificultades en la interacción de las bases de datos, se desarrolló la primera fase, que contó con informes de matrícula inicial por liceo, resultados educativos (aprobación o reprobación), y extraedad como predictor del abandono o desafiliación liceal. El objetivo fue que cada liceo contara con la información necesaria para desarrollar su proyecto estratégico, se propusiera metas y pudiera compararse con los resultados de otros liceos de igual contexto o departamento. También los inspectores tenían que tener acceso a los resultados de los liceos o de sus respectivas asignaturas, así como la comunidad educativa (incluyendo padres y alumnos) a través de los consejos de participación. Esta es la lógica de la información por liceo, la de brindar insumos para que la comunidad educativa se proponga metas.
La información del Monitor de Liceos fue presentada a los principales académicos, especialistas en educación, y a los técnicos de todos los partidos políticos durante un seminario organizado por unicef en diciembre de 2009. Es decir, desde el gobierno de Tabaré Vázquez la intención de Secundaria, al igual que Primaria, fue construir instrumentos para generar la más amplia información para la gestión, ya fuera agregada desde los anuarios del mec, hasta desagregada por liceo a toda la comunidad educativa, incluyendo a los docentes y los padres, es decir, a la sociedad donde ella pueda tener voz, y no a titulares que sólo dejan impacto por los dos o tres liceos peores y mejores.


CIFRAS PERSISTENTES. Trabajando con los datos por liceo se pueden sacar conclusiones importantes, pero ya conocidas por la academia. En primer término, los resultados sólo refieren al fracaso escolar y a la extraedad como predictor clave del fracaso. No refieren a resultados de aprendizaje ni a la calidad de la educación. Las cifras son impactantes y persistentes en los últimos 20 años, de alguna manera podemos destacar que avanzamos casi hasta la universalización del acceso a la educación media básica, pero con serios problemas de retención (o sea: acceden más jóvenes de sectores sociales vulnerables, que antes no ingresaban, y vis à vis se encuentran mayores dificultades para que progresen en el ciclo). 
El primer hallazgo, que se advierte también en otras investigaciones (como las pruebas pisa), es el enorme peso de las condiciones socioeconómicas y culturales de los jóvenes. Esto hace que los resultados educativos reproduzcan el mapa de la pobreza y sean los que mantengan las dificultades de movilidad social. El problema es que cuando comparamos los resultados con otros países de la región con similares condiciones socioeconómicas, los de Uruguay son francamente peores. 
Entonces la pregunta es qué sucede si controlamos la variable “contexto socioeconómico”; es decir, si sacamos el contexto, qué otros factores influyen en los resultados. En primer término, existen diferencias notorias entre Montevideo y la zona metropolitana respecto del Interior; los resultados de promoción son mejores, pero sabemos –por otras investigaciones– que no sucede lo mismo con los resultados de aprendizaje. No obstante, el primer elemento que incide en la brecha de resultados se explica por la formación y experiencia de los docentes. Si analizamos los resultados por liceos en Montevideo observamos que los de la periferia tienen en sus equipos docentes más de un 80 por ciento de docentes interinos y menos del 10 por ciento de docentes con 16 o más años de experiencia, mientras que en los liceos de la costa los docentes interinos son un 20 por ciento y los efectivos con experiencia de más de 16 años más de un 65 por ciento. 
Otra variable de explicación es la rotación anual de los equipos docentes: en Montevideo tres de cada diez docentes cambian de liceo de un año a otro, y en liceos de la periferia la rotación anual es de casi el 50 por ciento. Si bien el tamaño de los grupos y de los liceos no tiene efectos significativos a nivel nacional, cuando se hace el estudio de casos se observan efectos negativos en los macroliceos de ciclo básico de Montevideo (del orden de los mil alumnos). A la rotación se suma el problema del trabajo en dos o más liceos, otro trabajo, o docencia en colegios privados: 75 por ciento de los docentes de Secundaria trabaja en un liceo, 20 por ciento en dos y sólo 5 por ciento en tres o más liceos. Esto significa que hay alrededor de 6 mil docentes de un total de 17 mil que toman menos de la unidad docente (20 horas). Así no es posible tener equipos docentes estables con alta dedicación horaria para lograr el “efecto establecimiento”.
Por otra parte, el estudio de casos realizado entre 2004 y 2010 nos permite establecer otra relación importante: los liceos que tienen equipos directivos estables y con proyectos estratégicos de centro tienen mejores resultados que aquellos con alta rotación. 
En suma, existe evidencia de los efectos adversos de la rotación anual de los docentes sobre los resultados, de la importancia de la experiencia y formación de los profesores, de la ingobernabilidad de los macroliceos y de la necesidad de contar con equipos directivos con liderazgo, estables y con proyectos de centro establecidos con metas conocidas por la comunidad educativa.

SALTO CULTURAL. Pero el problema no queda sólo en asuntos de gestión o administración de los centros. La diferencia abismal de resultados entre sexto de escuela y primero de liceo no se explica sólo por los problemas descritos antes. El salto de culturas educativas que se da entre educación primaria y media es tan grande que provoca una desafiliación muy alta en primer año. En efecto, mientras la cultura organizacional de Primaria es inclusiva, la de Secundaria persiste en un sesgo asignaturista, “contenidista”, enciclopedista y preuniversitario, que deviene de su pacto fundacional cuando se separó de la Universidad. La tendencia mundial es a la integración de conocimientos hasta el noveno grado y la priorización de la comprensión de los procesos, frente a la memorización de datos (esto es a la formación en competencias básicas y habilidades). Existe la idea de que el problema principal es el número de asignaturas. Esto es relativo si observamos los diseños curriculares a nivel internacional (o los propios colegios privados que tienen más asignaturas). El problema sustantivo es lograr un currículo básico desde Primaria hasta el noveno grado, perfiles y metas claramente definidas, actualización permanente de los docentes y una planificación estratégica del conjunto del nivel. A esto se debe sumar la estabilidad de los centros educativos, la descentralización y los recursos de aplicación local.
Por otra parte, la masificación ocurrida en la educación media desde los setenta no se vio acompañada con recursos económicos; la inversión edilicia es y ha sido insuficiente. Las estrategias operadas en los últimos 50 años han sido ajustarse siempre a la escasez de recursos (así se llegó a liceos con cuatro turnos, aulas en los pasillos, aulas prefabricadas, alquiler de casas y reducción de horas de clases). El punto culminante fue en 2003 con el récord de alumnos por grupo. Recién en los últimos años se avanzó en la edificación, llevando los liceos a dos turnos, pero no es suficiente. Se ha estimado un déficit de 40 nuevos liceos y también en el desarrollo de liceos de tiempo completo. 
Este problema estructural da la sensación generalizada de anomia organizacional y fracaso del sistema. La insatisfacción es generalizada. No es bueno culpabilizar a las familias y a los alumnos o a los docentes. Ellos también son víctimas de la falta de una política de Estado a largo plazo que evite el griterío preelectoral, las soluciones mágicas importadas y la vuelta a un nuevo ciclo de bloqueo y frustración. Los recursos se han incrementado a partir de 2005, pero eso no basta. Es necesaria una transformación a través de una política de Estado, voluntad política y el compromiso activo de toda la sociedad. No es posible el desarrollo del país con equidad si no resolvemos esta transformación postergada. 

*    Ex consejero de Secundaria. Director en el inefop.

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